La semana pasada solicitamos vacaciones en nuestros respectivos trabajos y nos fuimos a colaborar con Lembranza y su Proyecto Viveiro, una asociación de voluntarios dedicada a proteger el patrimonio cultural que contiene la ría de Viveiro (Lugo), un proyecto de la FEDAS que cuenta con la ayuda de otras entidades como la Xunta, el Concello de Viveiro o la Marina Española.
El objetivo de nuestra colaboración es contribuir con este proyecto asociativo en el entorno que más conocemos, las aguas interiores que desembocan en la ría de Viveiro, el río Landro.
A diferencia de otros ambientes mucho mayores, las actuaciones de cualquier tipo deben ser multidisciplinares, ya que el patrimonio natural y cultural que contienen las aguas continentales españolas está íntimamente relacionado. Este es nuestro valor añadido, trabajar con y para el patrimonio en general, tanto el cultural como el natural; y, si se puede, aportar nuevos datos a ambos.
Llegamos procedentes de Madrid el lunes a media tarde. Habíamos parado en un humedal que llevamos varios años siguiendo, los Ollos de Begonte, también en Lugo. Dichas lagunas contienen, mejor dicho contenían, una población de nenúfar blanco (Nymphaea alba). Nosotros estamos llevamos a cabo un proyecto de protección a este especie en Galicia, junto con la Sociedade Galega de Historia Natural, una ONG de referencia en la protección del patrimonio natural gallego.
Respecto a estas lagunas, llevamos varios años intentando encontrar alguna evidencia de la supervivencia de esta especie en Begonte. Sin embargo, desgraciadamente llevamos mucho tiempo sin ver planta alguna.
Con gran pesar podemos decir que en estas lagunas ya no hay nenúfar blanco y que Galicia ha perdido uno de los cinco lugares que tenía esta especie.
Sin embargo, buscando el nenúfar encontramos un ejemplar de Unio delphinus, especie que es siempre bien hallada, debido a la importancia que tiene encontrar especies de este tipo en los humedales.
Ya en Viveiro, nos acercamos a Portochao para ver el punto de trabajo que había planificado para el día siguiente. Había que aprovechar el tiempo. Una semana parece mucho tiempo, pero al final siempre se queda corta.
El martes por la mañana nos pusimos manos a la obra y empezamos a trabajar aguas abajo del puente de Portochao.
Este punto tiene documentado un puerto fluvial y había que intentar encontrar evidencias de su existencia.
Los trabajos comenzaron con prudencia ya que no conocíamos el río. Los ríos de este tipo de cuencas se caracterizan por ser cortos y con pendientes elevadas. Junto con unas precipitaciones elevadas, aseguran que la corriente arrastrará todo tipo de desechos humanos. No es raro encontrar electrodomésticos, motos, etc. que pueden ser peligrosos, sobre todo si se han usado redes para pescar.
Tras una primera inmersión para comprobar el estado del cauce, nos desplegamos en tres grupos, dos de buceadores y otro que se dedicaría a buscar en las zonas con menos profundidad.
Los buceadores se dedicaron a recorrer el río y a buscar detalladamente en las pozas que contiene. Cabe destacar que, a la altura de Portochao, este río soporta la influencia de la marea y que esta semana pasada hubo mareas vivas, lo que hizo variar la profundidad del río en más de dos metros.
La gran diferencia de profundidad es un problema ya que, por un lado, facilita las tareas de búsqueda sin el uso de equipos de buceo, pero, por otro, reduce considerablemente la visibilidad y aumenta la corriente. El problema que tuvimos es que las horas centrales de la mañana y de la tarde fueron las más afectadas en este sentido.
Estuvimos dos días trabajando en la zona de Portochao y otros dos en la zona del barrio de Castelo. Los trabajos en esta segunda zona fueron más fáciles, puesto que el río ya es más ancho y profundo, lo que facilita los trabajos por reducir los efectos negativos de la subida y la bajada de la marea.
El uso de especialistas en múltiples ámbitos del conocimiento (historiadores, arqueólogos, biólogos, ingenieros forestales y topógrafos), junto con la planificación, es la única manera de obtener resultados adecuados.
En esta segunda zona tuvimos peores condiciones meteorológicas, teniendo que trabajar bajo intensas tormentas, inclusive con descarga de rayos. Pero los que peor lo pasaron fueron los compañeros que se quedaron en superficie ayudándonos. Un agradecido recuerdo para Susana Ricart, experimentada arqueóloga pendiente desde superficie de todos los buceadores que estaban en el agua, fue una verdadera madre para todos nosotros.
Los trabajos comenzaban a primera hora de la mañana y duraban hasta media tarde, dejando el resto de las horas con luz a conocer el río para poder planificar futuras actuaciones, dejando las noches para las reuniones y planificación del día siguiente.
Los resultados no vienen nunca solos. La documentación y la planificación son la base del trabajo bien hecho. Por las tardes, después de bucear, salíamos acompañados de los arqueólogos a recorrer el río para planificar las campaña del año que viene.
Los resultados obtenidos han sido buenos. Se han podido encontrar evidencias de que ambos puertos existieron y que fueron usados durante mucho tiempo. Desgraciadamente, también pudimos encontrar desechos que nada tienen que ver con el patrimonio cultural. Son simplemente basura que no tiene sentido echar a los ríos. En el siguiente vídeo se puede observar una valla portátil metálica.
Como saben todas las personas que nos conocen, nosotros no podemos hacer nada sin hacerlo de forma interdisciplinar. El río Landro contiene una población de una nayáde especialmente protegida, la Margaritifera margaritifera, y era necesario tenerlo en cuenta. Necesitábamos saber si poblaba las aguas de la zona de trabajo. No pudimos encontrar ejemplares vivos, pero pudimos encontrar algunos muertos que indican la presencia de la misma aguas arriba de la zona de trabajo. Lo tendremos en cuenta en las próximas campañas.
Los trabajos en el río Landro no han hecho más que comenzar y ya hemos tenido los primeros resultados. No obstante, el año que viene habrá que cerrar los trabajos en estas zonas e iniciarlos en otras nuevas.
En estos momentos ya podéis encontrar alguna reseña en prensa como la que os incluimos a continuación:
La arqueología desvela los secretos de la actividad portuaria del Landro (lavozdegalicia.es)
No queremos cerrar esta crónica sin olvidarnos de Alejandro Mañas, un arqueólogo joven, con muchas ganas, preparación, experiencia y talento con el que esperamos hacer muchas cosas más. De hecho, ya tenemos ideas para ir empezando poco a poco.
Queremos agradecer a Antón López, responsable del proyecto, a Susana Ricart y a los demás componentes de Lembranza la confianza que ha depositado en nosotros. Intentaremos seguir mejorado en futuras campañas.
Atentamente,
Gemosclera. Asociación parala difusión del Conocimiento de los Humedales y su Conservación
Declarada de utilidad pública por el Ministerio del Interior.