Una asociación como la nuestra tiene una cita obligada cada 2 de febrero, Día Mundial de los Humedales. como no podía ser de otra manera, Gemosclera planificó y ejecutó una jornada de importancia especial, la implantación de su metodología de control del estado de los fondos de los humedales en el Ibón de Baños de Panticosa (Huesca), un lago conocido por las presiones a las que está sometido.
Habíamos llegado el día anterior, aprovechando para realizar una actividad de interpretación. El domingo por la mañana, a primera hora nos encontramos con mucho más frío que el sábado. De hecho, el material que habíamos dejado en la furgoneta estaba totalmente congelado, inclusive los chalecos, botas, guantes y capuchas, que habían estado guardadas dentro de las bolsas de buceo.
En esta ocasión no se trataba de disfrutar desde la interpretación del patrimonio. El objetivo era documentar dos estaciones, con georreferenciación y desarrollo de los transectos subacuáticos. Desgraciadamente, este ibón está tan afectado que no tiene ningún sentido desarrollar los transectos terrestres.
Por comodidad, comenzamos los trabajos seleccionando la localización de la segunda estación y georreferenciando su posición. Para ello desplegamos la antena GNSS y la colocamos sobre el punto base.
Acto seguido configuramos la red WIFI, lo que nos permitió ajustar las medidas de la antena vía RTK con la estación de referencia del IGN, que está en Sabiñánigo.
Una vez documentada la segunda estación, nos desplazamos al margen derecho e hicimos lo mismo con la segunda estación, situada antes del arroyo de Argualás, en el margen derecho del ibón.
Con las estaciones georreferenciadas, nos cambiamos, preparamos el resto de material y nos sumergimos para recorrer y evaluar los transectos subacuáticos.
Nada más entrar y a pesar de hacerlo en una zona que está influenciada por el río Caldarés, pudimos ver las masas de vegetación macrófita cubiertas por las algas filamentosas.
El talud, nada más empezar a bajar, ya no presentaba casi vegetación macrófita. Siendo las algas filamentosas sus principales pobladores.
Durante la inmersión pudimos comprobar que, desde nuestra última visita han aparecido unas algas filamentosas con acumulaciones de gas, lo que les da un aspecto siniestro.
Tras terminar el primer transecto, el de la segunda estación, nos desplazamos a la primera (la del Argualás) con el objetivo de desarrollar su transecto subacuático. En este caso no encontramos que el margen no está asfaltado, pero también está totalmente degradado. Hace muchos años que fue convertido en una playa fluvial con la construcción de un pequeño muro que quedó bajo la lámina de agua al represar el ibón. Aguas abajo del muro sí que se pueden observar la macrófitas, pero otra vez cubiertas por algas filamentosas.
En esta zona, las mácrófitas alcanzan los 10 metros, pero también lo hacen las filamentosas. Es más, respecto a nuestra última visita a esta zona (2016), hay muchas más.
Una vez que habíamos llegado al punto de control final, nos volvimos hacia el punto de acceso al agua, junto a la primera estación, recorriendo la vegetación del fondo. Si bien, se mantiene la cota a la que se observa hasta llegar a la entrada de aguas del Caldarés, pudimos comprobar que sigue estando muy afectada; hecho que hace años no ocurría. Ni los efectos de la corriente de aguas lipias del río Caldarés parecen difuminar los efectos de la presencia de contaminantes en el agua.
Al terminar con la toma de datos subacuáticos, salimos del agua, nos cambiamos y nos fuimos a fotografiar en superficie de nuevo las estaciones, aprovechando que había un sol radiante.
Tras recoger todo el material salimos para Madrid con los datos obtenidos y la tarea de documentar los resultados. El año que viene volveremos por estas fechas para seguir su evolución. Esto nos permitirá evaluar no solo la evolución de este ibón, sino que nos ayudará a mejorar esta metodología.
© Gemosclera. Asociación para la Difusión del Conocimiento de los Humedales y su Conservación.