Comenzamos los trabajos de plantación de nenúfar blanco en Las Médulas (León)

El fin de semana pasado comenzamos a traslocar nenúfar blanco en el Monumento Natural de Las Médulas (Carucedo) con el fin de asegurar la conservación de este enclave, único en toda la provincia de León.

Víctor, Pilar y Dani en el Lago de Carucedo
Gemosclera en Las Médulas (Carucedo, León)

Nos desplazamos desde Madrid el viernes por la tarde, así pudimos empezar temprano el sábado, ya que habíamos quedado a las 9 con Roberto y varios agentes mediambientales que nos iban a ayudar. Lo primero que hicimos fue ir al lago Somido para evaluar el estado de la masa de nenúfares.

El verano pasado el nivel del agua había estado muy bajo, quedando los rizomas más someros al aire, por lo que no sabíamos cómo íbamos a encotrar las masas. Además, era muy importante afectar lo mínimo posible a la masa original ya que es pequeña y está en regresión respecto a cómo estaba hace unos decenios.

Lo primero que había que hacer era identificar el lugar de entrada y los lugares de recolección de propágulos.

Los participantes dialogando en el margen del lago de Somido
Es importante elegir un lugar que sea seguro para los participantes y que afecte lo menos posible a la laguna

Después empezamos a preparar todo el material: buceo, extracción, georreferenciación, documentación, etc.

Dani y Víctor preparando sus equipos de buceo
La laguna no es profunda, pero sí que íbamos a necesitar mucho lastre para trabajar, por eso usamos botellas de 15l

Contamos con la ayuda de tras agentes forestales de los Servicios Territoriales de Castilla y León, que fueron de gran ayuda, tanto por el conocimiento que aportaron, como por su disposición. Muchas gracias a Marcos (que repetía con nosotros), Agustín y Alejandro.

Dani y Agustín porteando el material hacia el lago Somido
La ayuda de los agentes de medioambiente fue muy importante

Nosotros éramos tres y nos organizamos en una pareja de buceadores y una persona de ayuda en superficie que controlara a los buceadores y todos los demás procesos en tierra, que no fueron pocos.

Víctor y Dani entrando al agua
Antes de entrar ya pudimos observar lo fría que estaba el agua y la poca visibilidad que tenía

Aparte de cuidarnos y servirnos todo lo que necesitamos en el agua, Pilar, que muy a pesar suyo tuvo que quedarse fuera, fue documentando todos los procesos. En este tipo de actividades es fundamental documentar con georreferencias y fotografías los lugares de extracción. Es la única manera de poder evaluar los efectos que tendrá la extraccón en la masa original.

Pilar fotografiando a Víctor mientras trabaja
El personal de ayuda en superficie hace una labor imprescindible, es tan importante como los que van al agua

Los trabajos de selección de propágulos fueron muy duros, ya que, a pesar de no ser un día frío, sí que llóvió. Además, la temperatura del agua era muy baja, la textura del lecho del vaso de esta laguna es arcillosa y la visibilidad en el agua inexistente. Estos tres condicionantes complicaron excepcionalmente la extracción de los propágulos hasta el punto de que, llegado un momento, decidimos que solo un buceador realizaría la extracción.

Dani, con cara de frío, sacando un rizoma del agua
Fue muy duro conseguir sacar los propágulos, el agua estaba muy fría y el sedimento no dejaba formar los cepellones

A partir de ese momento, el segundo buceador se dedicó a dar servicio y seguridad al primero.

Dani entregando un cepellón a Agustín
Había que hacerlo con cuidado de no dañar las yemas y raíces

Poco a poco fuimos sacando con sumo cuidado el número de propágulos que habíamos estimado. Pudiendo obsevar que, probablemente, las principales limitaciones para que el nenúfar se distribuya como lo hace en esta laguna sean la anoxia estival y la falta de agua. De ahí que se distribuya en forma de corona a lo largo del perímetro lagunar.

Víctor observa un rizoma mientras lo documentan
Detalle de un propágulo con las raices y las yemas
Víctor informando al personal de tierra para tomar una decisión
La comunicación fue constante e imprescindible para no perder información

Si bien los rizomas son algo más delgados y menos vigorosos que los de otros espacios en los que hemos trabajado, su estado vegetativo no era malo. Permitiendo tener buenas espectativas para su plantación en los nuevos emplazamientos.

Detalle del ápice de un rizoma con hojillas y yemas cerradas
Los nenúfares no han empezado a echar hojas todavía. Las yemas estaban cerradas.
Víctor, DDan y Roberto observan un cepellón
Comprobando la validez de un propágulo
Detalle de un cepellón en una tina
Detalle de un cepellón, de los que sería plantado tal cual, sin caja
Víctor entrega a duras penas un cepellón a agustín
Al final ya costaba, el frío te entumece y no te deja moverte con soltura

Poco a poco fuimos consiguiendo los propágulos que habíamos estimado antes de empezar. Finalizando esta tarea antes de comer.

Varias personas observan los nenúfares extraídos
Evaluando si los propágulos eran suficientes

Una vez conseguidos, nos fuimos a prepararlos en el centro de interpretación del espacio, aprovechando para comer un bocadillo antes de ir aplantar los primeros. Queremos destacar la predisposición de los miembros de los Servicios Territoriales, que se quedaron sin comer para ayudarnos.

Mientras comíamos, fuimos triando los propágulos en función de sus características y creando varios grupos con el fin de plantarlos en varios lugares del espacio.

Víctor y Roberto evalúan y organizan  los nenúfares extraídos
Organizando los propágulos para su plantación

Aparte de diversificar hábitas en los que plantar, también habíamos decididos usar varios métodos de plantacióncon el fin de diversificar riesgos.

Al decidir usar cajas, nos tocó prepararlas, eliminando contaminantes y dándoles forma para facilitar la evolución de los propágulos una vez plantados.

Dani y Agustín cortanuna caja con la sierra
No todo va a ser bucear…

Tras darles una forma adecuada, la siguiente fase es preparar un acomodo vegetal que impida la salida de sustrato, pero que permita salir a las raices.

La caja con yerba en el fondo
Cualquier material local que se degrade es válido

También se colocan varios tramos de cabo orgánico con el fin de poder atar los rizomas. Esto evitará que, si son descalzados por los heríboros, salgan a flote.

Como se puede apreciar en la siguiente imagen, es muy importante dejar crecer al rizoma. De lo contrario, no podrá crecer con libertad en su nuevo emplazamiento.

Mano atndo el rizoma
La cuerda debe ser de algún material biodegradable

Tras atarlos, lo que se hace es cubrirlos con una mezcla de sustrato natural local y uno comercial. No se usan técnicas de jardinería (calcio, hormonas del crecimiento, etc.) porque la idea es poder conocer si el nenúfar podría diseminarse de forma natural una vez establecido en sus nuevos emplazamientos. Ayudarle en este sentido nos impediría conocer su capacidad natural actual de colonización asexual .

Víctor echa sustrato comercial sobre el rizoma y el sustrato local
El sustrato foráneo no debe llevar nada que facilite especialmente el agarre de los propagulos

Los estudios ictiológicos previos realizados por el organismo gestor indican que hay una población de carpas importante en el lago. Además, presentan un tamaño muy grande en relación al volumen de agua que tiene este lugar. Por ello es importante cubrir el sustrato con gravilla que contenga vértices. Además, la gravilla facilita el tabajo de hundimiento de las cajas en el agua.

Agustín echa gravilla al sustrato
La gravilla debe molestar a las carpas si quieren hozar en la caja
Caja cubierta por gravilla
Los extremos apicales de los rizomas deben quedar fuera, para poder crecer sin limitaciones

Finalmente, se colocan algunas piedras de origen local que impidan a las carpas más grandes intentar descalzar los rizomas.

Placas de pizarra sobre la gravilla
Si las carpas son grandes, la gravilla no es suficiente

Una vez preparadas las cajas de plantación, se decidieron los lugares en los que se iban a emplazar las nuevas manchas, o golpes, como nos gusta decir a los forestales.

Pilar, Robertto y Víctor decidiendo los lugares de plantación
Organizando la plantación con la información obtenida durante la extracción

El hábitat seleccionado se realizó teniendo en cuenta que los fondos fueran adecuados, con buena exposición al sol, protegidos del viento y de los posibles vándalos. A la vez que se puedan disfrutar por la población local una vez queden establecidas.

Recula tranquila y protegida
Hábitat ideal para una primera plantación

Para plantar, contamos con la ayuda de la zodiac que tiene el organismo gestor. Esta ayuda aceleró mucho los trabajos, a la vez que aseguró tanto las actividades de los buceadores como a los propágulos.

Roberto con la barca llena de material
La embarcación permitió desplazar los propágulos y otro material
Dani y Víctor se organizan en el agua, antes de bucear

Plantar los propágulos con su cepellón es más complicado que acomodar las cajas. Sin embargo, es más peligroso para los buceadores bajar las cajas hasta el fondo, ya que les impide realizar operaciones básicas de forma segura.

Dani bajando una caja con cuidado
Un momento complicadillo, bajar la caja sin que se vierta o te hagas daño en los oídos

Las operaciones de plantación se llevaron a cabo entre la tarde del sábado y la mañana del domingo. Este segundo día contamos con la ayuda de otro agente foretal más, Daniel, que vino a ayudarnos de forma altruista, en su tiempo libre.

Roberto, Dani, Vícotr y el otro Dani l final de los trabajos
Plantación finalizada, el domingo a las 12:30

También contamos con la ayuda de Luis, el responsable del centro de interpretación. Que estuvo con nosotros todo el tiempo interesándose en el proceso para poder explicarlo posteriormente, cuando se desarrollen los itinerarios guiados.

La difusión que haga Luis en su día será una parte muy importante del proyecto

Durante la actividad, pudimos detectar la presencia de quelonios invasores adaptados. En las siguientes fotografías se puede observar un macho de tortuga de florida con principios de melanismo (color negro). Evidencia de que este individuo vive en estas aguas desde hace tiempo. Cambian su color al negro para aprovechar la radiación solar, así consiguen sobrevivir en un hábitat mucho más frío que el suyo original.

Dani entrega un galápago a Marcos
El ejemplar en el momento de su entrega a los agentes forestales
Detalle de l cabeza con la típica raya de color pardo, en vez de ser naranja
La típica franja naranja de la cabeza ya había perdido su color
Parte inferior del caparazón con muchas manchas negras.
Detalle del plastrón
Caparazón con muchas manchas negras en los bordes de las placas
Detalle del caparazón, con signos evidentes de melanismo

En esta ocasión no tuvimos que llamar a nadie de Medio Ambiente para que viniean a buscarlo, ¡teníamos a cuatro ténicos con nosotros!

No queremos cerrar esta entrada sin hacer dos reseñas a las demás personas que nos han ayudado. El primer caso es la dueña de la casa rural en la que nos alojamos, Casa do Eiró. Aparte de ofrecer una casa muy bonita, limpia y bien acondicionada, nos cedió parte de sus instalaciones privadas para que pudierámos preparar el material de buceo.

Pilar y Víctor con nuestro 4x4 frente a la casa
Frente a la casa rural do Eiró

También queremos reseñar la ayuda y el cariño con el que nos tratan los dueños del complejo rural Agoga, en la pedanía de las Médulas. Esta gente, apreció nuestro trabajo y se ofreció a ayudarnos gestionando parte de los materiales que usamos para plantar y además, nos agasajaron con una cena buenísima. El caldo de berzas que hacen, la crema de calabacines y las carrilleras estaban ¡de muerte!

Foto del complejo rural Agoga
Entrada al complej rural Agoga y a su restaurante

Seguiremos contando según avancen los trabajos.

Atentamente,
Gemosclera.
Asociación para la Difusión del Conocimiento de los Humedales y su Conservación
Declarada de utilidad pública