El fin de semana pasado comenzamos a traslocar nenúfar blanco en el Monumento Natural de Las Médulas (Carucedo) con el fin de asegurar la conservación de este enclave, único en toda la provincia de León.
Nos desplazamos desde Madrid el viernes por la tarde, así pudimos empezar temprano el sábado, ya que habíamos quedado a las 9 con Roberto y varios agentes mediambientales que nos iban a ayudar. Lo primero que hicimos fue ir al lago Somido para evaluar el estado de la masa de nenúfares.
El verano pasado el nivel del agua había estado muy bajo, quedando los rizomas más someros al aire, por lo que no sabíamos cómo íbamos a encotrar las masas. Además, era muy importante afectar lo mínimo posible a la masa original ya que es pequeña y está en regresión respecto a cómo estaba hace unos decenios.
Lo primero que había que hacer era identificar el lugar de entrada y los lugares de recolección de propágulos.
Después empezamos a preparar todo el material: buceo, extracción, georreferenciación, documentación, etc.
Contamos con la ayuda de tras agentes forestales de los Servicios Territoriales de Castilla y León, que fueron de gran ayuda, tanto por el conocimiento que aportaron, como por su disposición. Muchas gracias a Marcos (que repetía con nosotros), Agustín y Alejandro.
Nosotros éramos tres y nos organizamos en una pareja de buceadores y una persona de ayuda en superficie que controlara a los buceadores y todos los demás procesos en tierra, que no fueron pocos.
Aparte de cuidarnos y servirnos todo lo que necesitamos en el agua, Pilar, que muy a pesar suyo tuvo que quedarse fuera, fue documentando todos los procesos. En este tipo de actividades es fundamental documentar con georreferencias y fotografías los lugares de extracción. Es la única manera de poder evaluar los efectos que tendrá la extraccón en la masa original.
Los trabajos de selección de propágulos fueron muy duros, ya que, a pesar de no ser un día frío, sí que llóvió. Además, la temperatura del agua era muy baja, la textura del lecho del vaso de esta laguna es arcillosa y la visibilidad en el agua inexistente. Estos tres condicionantes complicaron excepcionalmente la extracción de los propágulos hasta el punto de que, llegado un momento, decidimos que solo un buceador realizaría la extracción.
A partir de ese momento, el segundo buceador se dedicó a dar servicio y seguridad al primero.
Poco a poco fuimos sacando con sumo cuidado el número de propágulos que habíamos estimado. Pudiendo obsevar que, probablemente, las principales limitaciones para que el nenúfar se distribuya como lo hace en esta laguna sean la anoxia estival y la falta de agua. De ahí que se distribuya en forma de corona a lo largo del perímetro lagunar.
Si bien los rizomas son algo más delgados y menos vigorosos que los de otros espacios en los que hemos trabajado, su estado vegetativo no era malo. Permitiendo tener buenas espectativas para su plantación en los nuevos emplazamientos.
Poco a poco fuimos consiguiendo los propágulos que habíamos estimado antes de empezar. Finalizando esta tarea antes de comer.
Una vez conseguidos, nos fuimos a prepararlos en el centro de interpretación del espacio, aprovechando para comer un bocadillo antes de ir aplantar los primeros. Queremos destacar la predisposición de los miembros de los Servicios Territoriales, que se quedaron sin comer para ayudarnos.
Mientras comíamos, fuimos triando los propágulos en función de sus características y creando varios grupos con el fin de plantarlos en varios lugares del espacio.
Aparte de diversificar hábitas en los que plantar, también habíamos decididos usar varios métodos de plantacióncon el fin de diversificar riesgos.
Al decidir usar cajas, nos tocó prepararlas, eliminando contaminantes y dándoles forma para facilitar la evolución de los propágulos una vez plantados.
Tras darles una forma adecuada, la siguiente fase es preparar un acomodo vegetal que impida la salida de sustrato, pero que permita salir a las raices.
También se colocan varios tramos de cabo orgánico con el fin de poder atar los rizomas. Esto evitará que, si son descalzados por los heríboros, salgan a flote.
Como se puede apreciar en la siguiente imagen, es muy importante dejar crecer al rizoma. De lo contrario, no podrá crecer con libertad en su nuevo emplazamiento.
Tras atarlos, lo que se hace es cubrirlos con una mezcla de sustrato natural local y uno comercial. No se usan técnicas de jardinería (calcio, hormonas del crecimiento, etc.) porque la idea es poder conocer si el nenúfar podría diseminarse de forma natural una vez establecido en sus nuevos emplazamientos. Ayudarle en este sentido nos impediría conocer su capacidad natural actual de colonización asexual .
Los estudios ictiológicos previos realizados por el organismo gestor indican que hay una población de carpas importante en el lago. Además, presentan un tamaño muy grande en relación al volumen de agua que tiene este lugar. Por ello es importante cubrir el sustrato con gravilla que contenga vértices. Además, la gravilla facilita el tabajo de hundimiento de las cajas en el agua.
Finalmente, se colocan algunas piedras de origen local que impidan a las carpas más grandes intentar descalzar los rizomas.
Una vez preparadas las cajas de plantación, se decidieron los lugares en los que se iban a emplazar las nuevas manchas, o golpes, como nos gusta decir a los forestales.
El hábitat seleccionado se realizó teniendo en cuenta que los fondos fueran adecuados, con buena exposición al sol, protegidos del viento y de los posibles vándalos. A la vez que se puedan disfrutar por la población local una vez queden establecidas.
Para plantar, contamos con la ayuda de la zodiac que tiene el organismo gestor. Esta ayuda aceleró mucho los trabajos, a la vez que aseguró tanto las actividades de los buceadores como a los propágulos.
Plantar los propágulos con su cepellón es más complicado que acomodar las cajas. Sin embargo, es más peligroso para los buceadores bajar las cajas hasta el fondo, ya que les impide realizar operaciones básicas de forma segura.
Las operaciones de plantación se llevaron a cabo entre la tarde del sábado y la mañana del domingo. Este segundo día contamos con la ayuda de otro agente foretal más, Daniel, que vino a ayudarnos de forma altruista, en su tiempo libre.
También contamos con la ayuda de Luis, el responsable del centro de interpretación. Que estuvo con nosotros todo el tiempo interesándose en el proceso para poder explicarlo posteriormente, cuando se desarrollen los itinerarios guiados.
Durante la actividad, pudimos detectar la presencia de quelonios invasores adaptados. En las siguientes fotografías se puede observar un macho de tortuga de florida con principios de melanismo (color negro). Evidencia de que este individuo vive en estas aguas desde hace tiempo. Cambian su color al negro para aprovechar la radiación solar, así consiguen sobrevivir en un hábitat mucho más frío que el suyo original.
En esta ocasión no tuvimos que llamar a nadie de Medio Ambiente para que viniean a buscarlo, ¡teníamos a cuatro ténicos con nosotros!
No queremos cerrar esta entrada sin hacer dos reseñas a las demás personas que nos han ayudado. El primer caso es la dueña de la casa rural en la que nos alojamos, Casa do Eiró. Aparte de ofrecer una casa muy bonita, limpia y bien acondicionada, nos cedió parte de sus instalaciones privadas para que pudierámos preparar el material de buceo.
También queremos reseñar la ayuda y el cariño con el que nos tratan los dueños del complejo rural Agoga, en la pedanía de las Médulas. Esta gente, apreció nuestro trabajo y se ofreció a ayudarnos gestionando parte de los materiales que usamos para plantar y además, nos agasajaron con una cena buenísima. El caldo de berzas que hacen, la crema de calabacines y las carrilleras estaban ¡de muerte!
Seguiremos contando según avancen los trabajos.
Atentamente,
Gemosclera.
Asociación para la Difusión del Conocimiento de los Humedales y su Conservación
Declarada de utilidad pública