Esta primavera se realizarán los muestreos para el estudio del estado de la vegetación sumergida de las lagunas de Ruidera, que está realizando la Universidad de Valencia para la Junta de Comunidades de Castilla – La Mancha, con quienes tenemos un acuerdo de colaboración.
Dado que el estudio requerirá la toma de muchas muestras a lo largo de todas las lagunas en poco tiempo, se requiere planificar previamente muchas cosas. Entre otras, los rendimientos de muestreo y la gestión de las muestras a tiempo para poder enviarlas a Valencia de forma adecuada. Y eso hay que probarlo antes para no fallar.
Este sábado teníamos la intención de realizar las primeras pruebas y así optimizar la toma de muestras. En muy pocos días habrá que realizar y extraer más de 150 muestras de 11 lagunas y es importante conocer los esfuerzos que requeriá el proceso.
El material a desplazar bajo el agua será cuantioso, por lo que también es importante evaluar previamente cuánto y de qué manera habría que llevarlo durante las inmersiones. Uno de los elementos que habrá que desplazar será una antena GNSS que permita georreferenciar los itinerarios seguidos, con el fin de poder revisarlos un futuro.
La laguna seleccionada para estas primeras pruebas fue la Santos Morcillo. Se trata de una laguna que presenta unas condiciones medias respecto a las medidas morfológicas que más afectarán a los muestreos (ancho, profundidad, perfil, etc.), hidrobiológicas (visibilidad) y de vegetación (biodiversidad, biomasa, profundidad alcanzada, densidad, etc.).
Antes de entrar se puede observar que las praderas de carofíceas aparecen en cuanto las personas que se bañan en verano no las pisotean.
Nada más entrar al agua observamos que estaba muy fría, como corresponde a la época en la que nos encontramos. La visibilidad era buena, pero algo menor de lo esperado.
Las primera masas de carofíceas que encontramos parecían presentar buen vigor para estar a mediados de enero.
Según se bajaba por el talud seguía sobservándose un buen vigor en la vegetación, aunque ya presentaba menos concreciones de carbonato. Hecho normal cuando la variedad dominante son las variedades hispida y major de la Chara hispida.
Según bajábamos, fuimos observando como la densidad y la altura de la masa decrecía considerablemente. En esta laguna no es normal, ya que la vegetación ha bajado casi siempre hasta al fondo con buen vigor.
Una vez que llegamos a los 10 metros el vigor era tan escaso que las masas desaparecían, quedando una gran franja totalmente desnuda, entre los 10 y los 15 metros de profundidad. En esta laguna no era antes así. Es más, en esta laguna había una masa singular de una carofícea del género Chara que ya no existe. Como se verá en las siguientes fotogragías de 2015.
Para hacerse una idea del estado habitual de esta laguna, se adjuntan dos fotografías realizadas durante una actividad en abril del año 2015, en la que el vigor de la vegetación a los 15 metros era espectacular. Las masas de Chara hispida var. major que había tenían una buena densidad y una altura de más de 1 metro. Este gigantismo de la Chara hispida var. major es una de las características que han hecho famosas a la vegetación de las Lagunas de Ruidera. Y ahora, ya no hay nada…
Es más, antes se podían observar en esta laguna grandes golpes de otra chara que no se podía ver en otros puntos del Parque. En la siguiente fotografía, comparada con la fotorafía anterior, estas charas tenían los verticilos (nudos) mucho menos marcados y los filoides (ramitas que salen de cada nudo) eran casi inexistentes.
Sin embargo, ahora no hay vegetación alguna hasta el margen izquierdo. Nosotros no somos los encargados de mirar el motivo, solo constatamos que la laguna ha perdido mucha biomasa y, lo que es peor, biodiversidad en estos años. Ojalá que solo se trate de un efecto transitorio. Pero mucho nos tememos que no lo será, porque es un proceso que están siguiendo las lagunas del Parque, una tras otra.
En cuanto se ascienden unos metros la vegetación empieza a recuperarse.
A diferencia del margen derecho, se observan más claros entre las carofíceas y las plantas helófitas.
La primera helófita (planta amiga del agua, que no acuática) que suele aparecer según se sube es el bayunco (Schoenoplectus littoralis). Esta especie suele presentar un aspecto bastante deteriorado en invierno.
Tras este primer tramo, salimos fuera del agua en el margen izquierdo para descansar y preparar las pruebas de muestreo en función de lo que habiamos observado en la primera inmersión.
Esta laguna presenta una segunda orla de helófitas antes de los carrizos (Phragmites australis), la helófita más emblemática de las aguas calizas españolas.
Tras descansar al sol durante 15 minutos, nos volvimos a sumergir buscando el punto en el que íbamos a ejecutar una prueba de muestreo.
Desgraciadamente, el talud del margen izquierdo se comporta igual que el derecho, ganando vigor cuanta menor profundidad exista.
Una vez llegados al punto seleccionado, establecimos la parcela de prueba y procedimos a extraer toda la vegetación y a introducirla en un recipiente. En esta ocasión la idea era probar si es mejor usar bolsas de plástico o redes. Cada una de ellas tiene unas ventajas y unos inconvenientes teóricos, pero bajo el agua, con más muestras y material, todo puede cambiar. Y eso es lo que necesitábamos probar.
La extracción debe ser lo menos impactante posible, tanto por la calidad de las muestras tomadas, como por la vegetación que hay en los alrededores.
El uso de bolsas facilia la introducción y evita la rotura de las muestras. Hechos que no ocurren cuando se usan redes.
Sin embargo, las bolsas acogen agua que ha de ser desplazada si no se expulsa y se cierran. Y si se cierran sin cuidado, romperán igualmente las muestras. También hay que tener en cuenta que se deben poder reutilizar las bolsas por lo que el sistema de cierre ha de ser cómodo para usar con guantes gruesos.
Además, la operación ha de ser georreferenciada, documentada alfanumérica y gráficamente sin que los demás participantes impacten en el medio. Por eso hay que evaluar también cuál es el número mínimo de participantes. Y todo esto afectará al rendimiento de las inmersiones.
Una vez tomadas ambas muestras, con red y con bolsa, seguimos por la barrera que separa la laguna Santos Morcillo de la Laguna Batana. Esta zona es muy bonita, pudiendo observar muchas náyades y especies vegetales interesantes.
En la pared se pueden observar ejemplares de Chara hispida junto a otras especies vegetales. Es curioso como las carofíceas, que son algas superiroes, sí que asimilan (se incrustan) los cristales de carbonato cálcico disuelto en el agua (por eso es azul turquesa); mientras que otros vegetales que son verdaderas plantas, no lo asimilan.
Tras pasar el final de la barrera y antes de salir del agua se pueden observar masas de bayuncos (Shoenoplectus littoralis) con ejemplares de espigas de agua y charas intercalados.
En los últimos metros antes de salir, pudimos observar la famosa grieta que tanto ha dado que hablar y que todavía se puede observar.
Aunque el día fue soleado, fue muy frío. Además, habíamos realizado dos inmersiones con el agua a 9ºC que acumularon casi dos horas de inmersión. Pero lo peor fue que cada vez que se trabaja en parado bajo el agua, se acumula más frío, todavía.
Tras salir del agua, recogimos los equipos y evaluamos los resultados de las pruebas que habíamos hecho. Con los resultados, adaptaremos el número de muestras que se podrán tomar y mejoraremos tanto la calidad de las muestras, como la reducción de los impactos cometidos.
Atentamente,
Gemosclera. Asociación para la Difusión del Conocimiento de los Humedales y su Conservación.
Declarada de utilidad pública.