Jornada de trabajo en La Limia (Orense) para contribuir a la protección de los nenúfares autóctonos

Dentro del acuerdo de colaboración que tenemos con la Sociedade Galega de historia Natural (SGHN), este fin de semana estuvimos trabajando en la comarca orensana de La Limia.

Dani dentro del agua, observando una flor de nenúfar blanco. Logostipos de la SGHN y de Gemosclera.

El objetivo era conocer de primera mano las masas de nenúfar blanco que hay, para empezar a planificar las primeras medidas de actuación.

La jornada comenzó a las 8:00 en un punto de encuentro común cerca de Orense; aún no nos conocíamos todos los participantes y un café es la mejor forma de hacerlo. Además, allí nos organizamos en varios coches para reducir impactos.

Los compañeros de la SGHN ya habían hecho un gran trabajo previo, reconociendo las zonas de interés, georreferenciando las masas conocidas y buscando si había alguna desconocida. Además, también estuvieron mirando previamente puntos de acceso y evacuación, según nuestras necesidades. Un trabajo que resultó de mucha utilidad, ya que habían detectado 9 golpes de nenúfar blanco (Nymphaea alba) y 2 de amarillo (Nuphar lutea). Por nuestra parte, habíamos observado dos posibles golpes más, pero había que comprobar si realmente existían.

Antonio, Socorro, Marcos, Serafín y Dani caminando por la senda, junto al canal.
Recorriendo las masas de nenúfares a lo largo del canal.

La primera zona en la que estuvimos trabajando fue el sector del canal principal, que fuimos recorriendo para evaluar el estado general de los golpes conocidos.

Masa de gran densidad y vigor en el margen derecho del canal, de unos 20 metros de largo y cuatro de ancho.
Las masas presentan buena densidad de hojas flotantes.

Las masas presentan buen vigor, hojas con un color intenso, brillantes y peciolos largos. Esto, junto a los grandes limbos, indica que crecen desde zonas profundas y que se encuentran bien asentadas en el fondo. Aunque en una lámina de agua muy variable.

Hojas con un limbo muy grande (30-40 cm de diámetro) y algunas elevadas y todavía enrolladas, sin desplegarse.
Las hojas emergen por encima de la lámina de agua, esto indica que ha bajado rápidamente.

También pudimos apreciar que crecen mejor y con mayor densidad en las zonas de solana. Esto implica que los árboles que están creciendo en los márgenes del canal están limitando su desarrollo en el margen izquierdo.

Durante la observación aérea pudimos comprobar que en las masas del margen derecho (solana) existían muchas más flores que en los golpes del margen izquierdo. En el margen derecho muchas flores se presentaban ya degradadas. Inclusive se podrían ver muchos frutos en diferentes grados de madurez. Lo que redunda en la idea de que los árboles limitan la entrada de luz.

Densidades muy diferentes entre las masas en sombra y las que están normalmente al sol.
Diferencias de densidad evidentes entre las masas del margen derecho (abajo) y los del izquierdo (arriba).
Masa poco densa y con limbos más pequeños.
Detalle de una masa del margen izquierdo, con menor densidad y limbos más pequeños.
Dos flores flotando, una hundida y con los sépalos pudriéndose, y un fruto con cicatrices de los sépalos y pétalos. Pero tedavía verde y sin engrosarse.
Dos flores retraídas por la hora, una flor ya fecundada y hundida y un fruto inmaduro.

Otro hecho de importancia que ya había sido observado por los compañeros de la SGHN fue el ramoneo realizado por los cangrejos rojos americanos (Procambarus clarkii) sobre las hojas. Tras analizar los daños producidos por esta especie exótica invasora, observamos que las hojas afectadas en los fascículos eran las exteriores. Tras darle bastante vueltas, acabamos por concluir que las exteriores les facilitan el acceso a los bordes, que es su forma de acceso al limbo. En las hojas centrales del fascículo, la densidad de hojas impide que puedan cortar los limbos con sus quelas.

Hojas con los bordes comidos de forma irregular.
Detalle de hojas comidas en sus bordes por los cangrejos.
Cangrejo  cortando el limbo de una hoja.
Detalle de un macho de cangrejo rojo cortando la hoja (© SGHN).

A pesar de que sí que lo hemos observado en otros espacios protegidos, no logramos encontrar ningún fruto atacado por los cangrejos.

Una vez reconocidas las masas desde la pista colindante, tocaba meterse en el agua e intentar observar qué estaba ocurriendo bajo la lámina de agua. Nos volvimos para los coches y empezamos a preparar el material. Había que meterse con los equipos de respiración autónoma por seguridad, no sabíamos qué podía haber bajo el agua.

Dani y Pilar, vestidos de buzo y con los equipos cargados a la espalda.
Ya preparados y de camino al agua (© SGHN)

La entrada no fue mala, pero tampoco fácil. El canal mantiene pendientes de 60º y la vegetación no ayudaba. Ahí entró el trabajo de nuestros compañeros de la SGHN, que nos lo facilitaron mucho limpiando el acceso.

Pilar y Dani preparando el material junto al agua.
Justo antes de entrar al agua (© SGHN)
Dani dentro del agua, esperando a Pilar, que está entrando.
Entrando al agua con cuidado para no afectar a las masas

Nada más entrar confirmamos lo que esperábamos, ¡no había visibilidad alguna! Nos tocaría bucear y comprobar los rizomas a tientas, sin poder hacer fotografías o vídeos para nuestros compañeros de la SGHN.

Dani y Pilar en el agua, marrón y totalmente opaca.
La visibilidad del agua fue nula, afectando a las operaciones bajo el agua

Estuvimos mirando la textura del fondo del vaso del canal a diferentes profundidades y lugares. Observamos que los rizomas de las masas del margen derecho presentaban mayor diámetro que las del izquierdo. Lo que iba en línea con lo observado sobre la lámina de agua.

Pilar acercándose a la masa de nenúfares con cuidado.

También pudimos comprobar que probablemente el impedimento que tienen para avanzar trasversalmente sea la apertura de las compuertas periódicamente. La granulometría que presenta el centro del canal es mucho más gruesa y arenosa, con menos materia orgánica y más compactada. Esto impediría unirse las masas de ambos lados ya que la corriente lava los fondos y les afecta mecánicamente.

Pilar, con la mitad de la máscara bajo la lámina de agua, buscando frutos.
Buscando frutos maduros entre las hojas

Tras realizar las comprobaciones en el canal, nos cambiamos y nos fuimos a reconocer las masas aguas abajo de las compuertas. Comprobando que, efectivamente, uno de los posibles golpes que habíamos observado en gabinete, era realmente una masa de nenúfar blanco.

Después de comer nos acercamos a conocer las masas de agua artificiales que gestiona la SGHN y que podrían mantener nuevas poblaciones de nenúfar blanco.

Pilar, Isabel, Marcos y Serafín junto a una gravera abandonada.
Buscando posibles localizaciones en otras graveras.

La SGHN tiene la custodia y gestión de la restauración de algunas de ellas. Para ello ha rehabilitado sus márgenes y generado islas, zonas para limícolas y preparado zonas para contener nuevas masas de nenúfar.

Dani mostrando algo a Marcos, junto a una zona sin corriente y de poca profundidad.
Seleccionando zonas con suelos, profundidad y corriente adecuados.

Las condiciones para que las traslocaciones que realizaremos en un futuro no sufran marras son básicamente: aguas permanentes con una lámina de agua entre los 50 y los 250 cm, fondos con textura limosa o arcillosa y con materia orgánica, lámina de agua sin corriente y protegida del viento, exposición de solana y sin cobertura vegetal que les quite sol.

Masa de agua con con poca profundidad, protegida del viento y con vegetación acuática ya asentada.
Una de las graveras abandonadas seleccionadas para traslocar propágulos y crear nuevas masas.
zona en solana, sin corriente, protegida del viento y sin corrientes, con escasa profundidad.
zona seleccionada para contener nuevos golpes en otra de las graveras gestionadas por la SGHN.

Finalmente, nos acercamos a conocer los golpes de nenúfar amarillo conocidos en el río Limia. Este río sufrió la modificación total de su cauce. Junto con la desecación de la laguna de Antela sufrida a mediados del siglo XX, se forzó el abandono del cauce natural para encajarlo en un nuevo cauce artificial recto. Actualmente el agua fluye generando pequeñas zonas de remansos en los que la vegetación se asienta.

zona de
Entorno del río Limia en el que se observan masas de nenúfar amarillo.

En ella se pueden encontrar algunos golpes de nenúfar amarillo. Ya se tenía referencia de dos golpes y durante la jornada tuvimos la suerte de poder detectar uno nuevo. Es fácil que, si se le dedica más tiempo, aparezcan más.

Detalle de un golpe de nenúfar amarillo, con sus flores elevadas sobre la lámina de agua

Después de estudiar el golpe más meridional de nenúfar amarillo, dimos por finalizadas las actividades de campo, volviendo al punto de encuentro matinal.

Una vez allí, nos tomamos un refresco mientras repasábamos lo observado, sacando conclusiones y estableciendo un plan de trabajo para los próximos meses.

Os iremos contando según avancen los trabajos.

Atentamente,
Gemosclera. Asociación para la Difusión del Conocimiento de los Humedales y su Conservación
Declarada de utilidad pública por el Ministerio del Interior.