
El verano pasado iniciamos una colaboración con el Departamento de Biodiversidad y Biología Evolutiva del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), adscrito al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), para ayudarles en dos proyectos de investigación relacionados con las esponjas de agua dulce.
El sábado, 18 de octubre nos desplazamos al río Tajo (Guadalajara) para realizar la primera jornada de toma de muestras.
La jornada se desarrolló en el embalse de Bolarque, concretamente en la zona del Fin del Mundo, junto a las instalaciones de la urbanización Nueva Sierra, en Albalate de Zorita (Guadalajara).

Antes de nada, queremos agradecer a la urbanización, especialmente a su administrador Pedro Magallares, su colaboración y las facilidades que nos dieron para desarrollar la jornada más cómodamente.
La zona que habíamos seleccionado no es casual, hace más de 10 años que conocíamos la existencia de poblaciones de esponjas que habíamos identificado como Ephydatia fluviatilis.
Las esponjas presentan formas amorfas y sus principales elementos exteriores son los poros inhalantes u ostiolos (más gruesos) y los exhalantes u ósculos (menor diámetro).

Estos animales, aunque son muy sencillos, son muy importantes para la conservación de nuestras aguas interiores ¡Una esponja del tamaño de un mango puede llegar a filtrar el agua de una piscina olímpica en un sólo día!

Sabíamos por otras personas que había esponjas en Bolarque estos últimos años. Pero habían pasado más de 10 años desde que no volvíamos a este sitio y no teníamos claro si íbamos a encontrar ejemplares.
En agosto ya nos habíamos acercado a la zona para planificar la actividad. Sabíamos que la zona no tiene cobertura telefónica y queríamos comprobar cómo se estaba comportando el embalse con la estratificación estival.


El sábado 18 de octubre llegamos temprano al sitio, para no entorpecer a los demás visitantes que acuden a disfrutar del mismo.

Preparamos el material de muestreo, el de buceo y las cámaras de fotos.

Parece una tontería, pero si no llenas los botes de agua, cuando te sumerges se deforman con la presión y quedan inservibles. Además, había que llenarlos con agua local antes de entrar al agua para no contaminar las muestras.

Antes de sumergirnos ya pudimos observar que la visibilidad había mejorado respecto al verano. Aún así, la playa estaba llena de algas filamentosas; evidencia de exceso de nutrientes en el agua.

Muchas veces tiene que quedarse fuera alguno de nosotros para dar apoyo y seguridad a los demás compañeros y documentar fotográficamente la jornada. En esta ocasión le tocó a Pilar, la zona no tiene cobertura telefónica, fuera de la zona de la playa el apoyo es muy complicado. Además, tocaría subir muestras rápidamente al coche.

Nada más entrar constatamos la pérdida de calidad que anunciaban las algas filamentosas. Los fondos del embalse han perdido los bosques de Potamogeton pectinatus y Potamogeton crispus y la visibilidad es mucho peor. Esto es el efecto que produce el exceso de fitoplancton presente en el agua. También observamos es que que alguien ha echado percas (Perca fluviatilis) y que ha llegado el mejillón cebra (Dreissena polymorpha).


Si ya lo hacemos de forma habitual, la presencia de mejillón cebra nos forzará a ejecutar procedimientos profilácticos más severos con todo el material en casa.

Al llegar al otro lado pudimos observar que seguía habiendo lucios (Essox lucius) y esponjas.

Las esponjas tienden a crecer en lugares que las expongan (ramas, piedras, etc.) y, en ocasiones, a asociarse en simbiosis con algas.

Las esponjas presentaban cierta fotofobia, las pudimos encontrar a ambos lados del cañón, pero siempre evitando la luz directa del sol. En raras ocasiones se presentaban totalmente expuestas. Un ejemplo de esponja expuesta es la siguiente fotografía.

Tomamos muestras de todas las situaciones que pudimos comprobar, sobre rocas, ramas, en umbría, en solana, bajo algas filamentosas, etc.

También observamos la presencia de colonias de invertebrados que no pudimos identificar visualmente y que llevamos al Museo.


A pesar de encontrarnos en octubre, las esponjas todavía no han empezado a evaginar su tejido. Únicamente algunos ejemplares, como el de la siguiente fotografía, habían empezado a retraerse.

Pero lo más importante para identificar las especies presentes era tomar muestras de esponjas con gémulas en su base.

Las esponjas son animales muy sencillos estructuralmente, ya que no contienen órganos. Las esponjas de agua dulce, pertenecientes a la familia de los espongílidos, básicamente están formadas por espongina y espinas de sílice llamadas espículas, que las permiten mantener su forma. Las espículas se utilizan para diferenciar los diferentes géneros a los que pertenecen las esponjas.
Aparte de reproducirse sexualmente, también generan unas estructuras de persistencia, similares a balones de fútbol de menos de un milímetro de diámetro, denominadas gémulas. Lo que sería la pelota están formada por unas espinas de sílice denominadas gemoscleras. Las cuales, a su vez, están rellenas de tejido sin diferenciar. Las gemoscleras, aparte de ceder su nombre a nuestra asociación, se utilizan para poder identificar la especie a la que pertenece la esponja.
Una vez que habíamos recogido suficientes muestras, salimos del agua y rápidamente las preparamos para llevarlas al laboratorio. No las queríamos fijar puesto que también se iban a tomar datos del agua.

Lo que hicimos fue documentarlas y meterlas en una nevera que mantuviera la temperatura hasta su llegada a Madrid, dónde nos esperaban los científicos en el Museo de Ciencias Naturales.



Con el material ya preparado, revisamos todo, hicimos las últimas fotos y nos marchamos rápidamente para el Museo, nos estaban esperando.

Llegados al Museo, subimos a los laboratorio y pudimos ver cómo Ana empezaba a preparar las muestras. Algunas de ellas pasarán a formar parte de la colección del MNCN y otras serán utilizadas en el proyecto de investigación.

Detalle de una de las esponjas que pasará a formar parte de la colección del Museo. Nosotros nos fuimos a las 18:00, pero Ana y Sergio se quedaron toda la tarde preparando las muestras.

Una de las cosas buenas de este tipo de voluntariado es que tienes la oportunidad de aprender de los científicos directamente.

Por el momento no hay más datos y conclusiones, la jornada fue provechosa y les va a dar trabajo a los científicos. Se consiguieron muchas muestras que seguro que aportarán un poquito más de luz a este grupo animal tan olvidado.

Las jornadas de campo no suelen terminar con la vuelta a casa. Normalmente tienen trabajos posteriores de gabinete y de profilaxis. En este caso, aparte de la memoria que se entregará a los científicos, ya se han desarrollado los trabajos profilácticos correspondientes.
La presencia de mejillón cebra lo imponía claramente. En nuestro caso, normalmente usamos Virkon S, pero en este caso preferimos utilizar una mezcla de agua con lejía y detergente.


Después de lavar detenidamente cada componente del equipo, nos centramos en el chaleco. Es la pieza más peligrosa ya que suele llevar elementos en su exterior y el interior es más peligrosi, si cabe. La vejiga interior queda siempre con restos de agua.

Antes de liberarla, se introdujo un chorrito de lejía y agua abundante. Después se batió contundentemente y se dejó reposar durante unos minutos para que la mezcla hiciera efecto.

Finalmente, todo el material quedará secándose durante dos semanas. Si hay que bucear, lo haremos con otro material.

Esta ha sido la primera jornada de este proyecto, os seguiremos contando. Seguro que vamos a lugares muy interesantes y que conoceremos cosas y gente especial.
Atentamente,
Gemosclera. Asociación para la Difusión del Conocimiento de los Humedales y su Conservación
Declarada de utilidad pública por el Ministerio del Interior desde 2014
