El penúltimo fin de semana de abril nos acercamos a Ruidera a evaluar la evolución de los fondos del Parque Natural . Como todos los años por esta época, una vez que la vegetación ha evolucionado desde su fase invernal, toca evaluar la profundidad que alcanza la vegetación de las lagunas más protegidas de este espacio protegido.
La primera laguna que solemos evaluar todos los años es la Tinaja. Está situada más al sur y sufre una mayor carga de uso recreativo que las otras que evaluamos, la Tomilla y la Conceja.
En esta laguna evaluamos anualmente dos transectos. El primero, situado en el margen derecho del tercer vaso, suele presentar vegetación por debajo de los 10 metros, incluso, los años con mejor calidad de sus aguas, baja hasta el fondo.
En esta ocasión, la vegetación volvió a presentarse como la hemos visto estos últimos años. Desaparece de forma abrupta cuando la concentración de sulfhídrico y la anoxia no las dejan bajar más allá de los 13/14 metros.
En las siguientes fotografías se puede observar una masa de agua blanquecina que contiene el azufre disuelto.
La parcela en la que se evalúan los datos se compone de un metro cuadrado en el que se toman evidencias (fotografías y vídeos) y diversa información como el tipo de vegetación, la densidad, el vigor y la cota alcanzada.
Tras tomar los datos y generar las evidencias, nos desplazamos al margen izquierdo del primer vaso, lugar en el que mantenemos otro de los transectos que evaluamos anualmente.
El paso por los collados siempre deja sensaciones intensas. La densidad y las luces siempre aportan un paisaje espectacular. En esta ocasión fue más bonito, si cabe, debido a que los peces ya están activos y se dejaron ver. Solo nos faltó un poquito de sol que diera los juegos de luz en las masas de carofíceas.
Que sea bonito no significa que la laguna esté bien. La presencia contínua en esta laguna de concentraciones en forma de esfera de algas filamentosas de los géneros Mougeotia y Spirogira indican presencia excesiva de nutrientes cuyo origen es humano.
Una vez cruzado el collado que separa el segundo del primer vaso, fuimos directamente al punto del borde en el que empezamos a desarrollar el transecto todos los años, bajando poco a poco mientras desplegábamos el cabo.
Si bien las condiciones del tercer vaso no han variado, este año nos hemos encontrado que las del primer vaso han mejorado algo. En esta temporada, la vegetación llega a cubrir casi por completo el fondo y no observamos algas filamentosas, como el año pasado. Únicamente quedaba una zona de unos 12 metros cuadrados que presentaban una fuerte estratificación anóxica.
Tras finalizar la evaluación de los transectos nos acercamos a la entrada de aguas. Esta zona esconde algunos de los tesoros botánicos del Parque y había que disfrutarlos. El paisaje sigue igual que años anteriores, la vegetación desaparece por efectos químicos y las carofíceas no consiguen colonizar sus fondos. De todas maneras, este año la especie de milhojas que domina, M. verticilatum, indica un mejor estado que años anteriores, en los que dominaba M. spicatum, indicador de peores condiciones.
Una vez en la entrada de aguas pudimos disfrutar de un encuentro agradable, un joven macho de galápago leproso salió a saludarnos.
Sin embargo, al observarlo mejor antes de soltarlo, pudimos ver que estaba tuerto del ojo izquierdo. Es curioso como ha logrado sobrevivir hasta ese tamaño con esa carencia. No queríamos molestarlo más y lo soltamos rápidamente.
Una vez finalizados los trabajos, tras más de dos horas y media de agua, salimos, recogimos el material y comimos los pertinentes bocatas. Todo ello antes de volver a Madrid.
En breve realizaremos la evaluación de los transectos de la laguna Conceja. Tenemos bastante interés porque el año pasado observamos una ligerisima mejora respecto a años anteriores y queremos ver si esa tendencia ha seguido.
Atentamente,
Gemosclera. Asociación para la Difusión del Conocimiento de los Humedales y su Conservación
Declarada de utilidad pública por el Ministerio del Interior de España