Por segundo año, hemos evaluado el estado ecológico de las estaciones de control de fondos que tenemos en esta laguna del Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, una de las tres lagunas que vigilamos en este espacio protegido.
El procedimiento, en su formato más sencillo, se basa en revisar anualmente la profundidad que alcanzan las macrófitas acuáticas en diferentes puntos de interés. En este caso, vigilamos la tendencia anual en dos de los tres vasos que tiene la laguna.
La jornada empezó a las 7:00 en el lugar de encuentro habitual para nuestras actividades en Ruidera, Pinto (Madrid), llegando al Parque, vía Manzanares, a las 9:30. Nos encontramos un paisaje espectacular con las aguas de la laguna del Rey emanando vapor y las corrientes térmicas desplazándolo.
Lo primero fue hicimos fue, como siempre, tomarnos un café en Ruidera antes de acercarnos a las lagunas. Allí pudimos encontrarnos con José Luis y con Jesús, guías de interpretación en el Parque. El primero de ellos ejerce su labor en el centro de turismo activo guiando inmersiones y el otro lo hace en tierra, enseñando el Parque, en especial el mundo de las orquídeas, como nadie.
Con el café calentito en el estómago nos fuimos para la laguna Tinaja, centro de las actividades que íbamos a realizar durante la jornada. Rápidamente nos pusimos a preparar el material porque había mucho trabajo que hacer.
Una vez cambiados bajamos por la terraza del margen derecho, observando que la vegetación está más cerrada que otros años, evidencia de que este año el Parque ha recibido menos visitantes estivales.
Nada más sumergirnos pudimos observar que este año los taludes del margen derecho del tercer vaso se encuentan mucho mejor, ya que no hay corona de claros con diatomeas a medio talud. Encontramos el punto de control a 13 metros de profundidad. En este caso, la profundidad y el estado vegetativo de las carofíceas eran similares a las observadas el año anterior.
Inmeditamente nos pusimos a montar la parcela y a documentarla. En este caso fue una tarea fácil ya que, a pesar de la profundidad, había bastante visibilidad.
Las parcelas son cuadrados de 1 m2. En la siguiente fotografía se puede observar la parcela totalmente montada, con la regla que la definía, el punto central con la mira marcándolo, un profundímetro para evidenciar la profundidad y una antena GNSS (GPS) para verificar en gabinete localizaciones e itinerarios.
Una vez evaluado el estado, según la ficha correspondiente, nos fuimos a buscar un elemento geológico que nos habían comentado que podría contener el tercer vaso en el margen izquierdo
Desgraciadamente pudimos constatar que no hay terrazas de travertino sumergidas en esta laguna. Este hecho sería muy interesante, ya que se trataría de la segunda laguna que las tendría.
Dimos por finalizada la primera inmersión con un poco más de una hora de agua a 12 ºC. Una vez fuera, nos fuimos andando por el camino del Chorro de las Minas hasta la postura de acceso que hay en el segundo vaso.
En este caso nos fuimos directos hacia la estación con el fin de evaluar su estado. Esta estación suele encontrarse en peores condiciones que la otra, ya que se encuentra en la parte más profunda del primer vaso. Este lugar recoge gran cantidad de contaminantes que llegan a la laguna.
En ocasiones se pueden observar fenómenos de meromixis (falta de mezcla de dos capas de agua) debido a la diferente densidad de los líquidos que las forman. En la siguiente fotografía se puede observar un fenómeno claro de meromixis debido a que el agua que hay en la capa inferior está cargado de sulfidrico. También se pueden observar los procesos anóxicos de descomposición de la materia orgánica que hay en su interior. En esa capa únicamente pueden sobrevivir bacterias que usan el azufre para vivir, ya que en ella no hay oxígeno.
Si se observa en detalle, se aprecia como los vegetales han muerto y solo queda viva una capa viscosa (biofilm) que contiene cianobacterias del azufre, de color predominantemente rosa o violáceas.
Este es el final del transecto subacuático de la otra estación de control de esta laguna. Una vez que habíamos montado el cabo en superficie bajamos hasta el punto en el que dejaba de haber vegetación superior. Montando de nuevo la parcela en ese punto.
Este año, a pesar de encontrarse vegetación a la misma profundidad que el año anterior, hemos observado que la densidad de filamentosas y de cianobacterias es mayor. En principio, son dos bioindicadores de que la estación presenta peor estado ecológico.
Una vez terminado el trabajo nos adentramos en la entrada de aguas para evaluar si, como parecía en la estación de control, siguen entrando nutrientes. Las evidencias de que siguen entrando muchos nutrientes son aplastantes. Las carofíceas siguen desapareciendo, los milhojas siguen avanzando y, además, cada vez están más cubiertos de filamentosas. Esto indica que el estado ecológico sigue empeorando.
Sin más trabajo que realizar nos fuimos para el punto de acceso, nos cambiamos y nos fuimos a comer al Cerro del Almorchón.
Desde el Cerro del Almorchón se puede observar también los efectos de la eutrofización provocada por el hombre. En la siguiente fotografía se ve cómo año a año la masa de milhojas avanza por el tercer vaso. La masa es la masa de color pardo que avanza por la laguna en la parte superior.
Habiendo comido y con todo el material recogido salimos para Madrid, sabiendo que en breve tenemos que volver a este parque natural para realizar la evaluación de las restantes estaciones que tenemos en otras dos de sus lagunas, Tomilla y Conceja.
Atentamente,
Gemosclera. Asociación para la Difusión del Conocimiento de lo Humedales y su Conservación