El sábado, 10 de octubre, aprovechando el buen tiempo, nos acercamos a las Lagunas de el Tobar para realizar diversas actividades que teníamos retrasadas por la crisis sanitaria.
Desde hace varios años desarrollamos varios proyectos en este espacio protegido y debíamos recuperar, en la medida de lo posible, el tiempo perdido.
Llegamos temprano para aprovechar la jornada y comenzamos las actividades tras organizarnos y preparar el material necesario.
La primera actividad que desarrollamos está relacionada con el proyecto de control del estado ecológico de diversos humedales que realizamos periódicamente. En este caso consistió en la evaluación de una de las dos estaciones de control de calidad de fondos que seguimos en la Laguna Grande. Este procedimiento es habitualmente sencillo, ya que consiste en la evaluación de un transecto en línea de máxima pendiente, anotando algunos datos relacionados con la vegetación macrófita. Especialmente importante son el vigor y la profundidad que alcanza la masa de vegetación macrófita. Si varia positivamente, el humedal evoluciona positivamente. Por el contrario, si decrece la profundidad que alcanza la vegetación superior, el estado químico o la visibilidad son peores. Por lo que los demás factores ecológicos se verán afectados negativamente.
La segunda actividad estuvo relacionada con el proyecto que desarrollamos junto con los Servicios Territoriales de Medio Ambiente en Cuenca para contribuir a la protección del nenúfar blanco. El nenúfar blanco se encuentra en riesgo en la comunidad de Castilla – La Mancha, ya que únicamente se puede observar en dos localizaciones. Las Lagunas de El Tobar son uno de ellos y llevamos cuatro años trabajando con los gestores de esta provincia contribuyendo al conocimiento de esta especie.
En esta ocasión se trataba de comprobar si las masas de nenúfar tienen la capacidad de reproducirse vegetativamente en la laguna mediante una estrategia de guerrilla. Es decir, enviando propágulos (partes de planta) viables a otra zona de la laguna para obtener nuevas masas. Las masas de esta laguna producen propágulos que podrían ser viables. Hace un año se plantaron varios y ahora hemos podido comprobar que las masas actuales sí que tienen esa capacidad. Por ello, los propágulos podrían ser usados para ampliar la superficie en otros espacios sin afectar en ninguna medida a las masas actuales. Hecho muy importante.
Las lagunas de El Tobar, en Beteta (Cuenca), aparte de presentar un paisaje espectacular, contienen valores muy singulares en sus aguas. Desgraciadamente, el uso lúdico que sufren al contener un punto de baño, hacen que contengan bastante basura. Especialmente, en los fondos que hay en esa zona. Este hecho es el antecedente que provoca la tercera actividad que llevamos a cabo el sábado. Desde hace varios años, llevamos a cabo un proyecto de limpieza de los fondos de este espacio protegido.
La extracción de desechos de los fondos en una laguna que contiene especies protegidas, implica su extracción de forma selectiva. Evitando dañar a las especies que viven en sus fondos, tanto en el momento de la extracción, como en su traslado.
Otro problema que tenemos en esta laguna es que contiene restos patrimoniales bajo sus aguas. Por lo que también está protegida desde este punto de ámbito. Restringiendo la extracción de desechos a un análisis previo bajo el agua. Es decir, que todos los elementos detectados deben ser evaluados por un experto antes de ser extraídos.
Por ello, nuestros historiadores identifican y extraen poco a poco los restos, evitando extraer restos con valor patrimonial y etnográfico. Esta actividad se desarrolló en una segunda inmersión. Tras la misma, se realizó un estudio de los desechos para su documentación y estudio. Con la información obtenida, se podrá tener un visión más detallada de los usos que tiene este espacio.
Cuando salimos del agua tuvimos una grata sorpresa, ya que volvimos a coincidir con Fátima, agente medioambiental que ya nos ayudó hace tiempo en el proyecto del nenúfar, pudiendo compartir con ella un buen rato, seguro que volvemos a coincidir.
Si podemos, volveremos a estas lagunas en breve ya que debemos realizar varias actividades más antes de entrar en el período invernal, que es duro en esta comarca. La continentalidad del clima y las temperaturas a la que bajan las aguas de estas lagunas limitan mucho las actividades subacuáticas en este espacio.
Atentamente,
Gemosclera